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lunes, 18 de mayo de 2009

Política y gestión pública

¿Por qué hacer política?, esto me preguntó un joven profesional en una de aquellas instituciones públicas en las que he incursionado como funcionario. La pregunta no me la hizo un apolítico, sino un militante de la Juventud del partido político con mayor vigencia en nuestro país. Su desazón provenía principalmente de su sorpresa al ver que la gestión era eminentemente influenciada por intereses individuales y corporativos de grupos de poder.

Le respondí que precisamente es la práctica "política", que realmente no debería llamarse así, la que nos reta a sumarnos a aquellos que creemos que se puede participar en el ámbito público pero con vocación de servicio y asumir que la cosa pública requiere de capacidades especializadas y sobretodo de integridad.

El Estado como botín supone que quienes se han apoderado de el, son personas y grupos que evidentemente actúan fuera de la ley, no debemos ser ingenuos no es tarea de Quijotes, sino que requiere una estrategía que sea emanada y discutida democraticamente que propenda a la inclusión y no a la grosería de la concentración de los recursos y utilidades del Estado en pocas manos.

Hacer política es desenmascarar a aquellos farsantes que nos han hecho creer que lo mediático debe imponerse sobre toda propuesta, nada mas falso, esta tendencia es la que nos ha llevado a estar donde estamos.

Hacer política requiere de vocación de servicio, solidaridad y poner énfasis en la persona humana, no tratarlos como números que se agotan en cifras que sustentan artificialmente los logros de un pseudo gobierno para los pobres.

Hacer política requiere también generar una opción que se anteponga a las puertas cerradas de otros partidos que son un reflejo de la misma sociedad peruana, llena de argollas y reproducción de una sociedad estamental en la que los que se encuentran en la base de la pirámide no pueden aspirar a participar en la toma de decisiones.

Hacer política requiere de la formación de redes sociales que sean cada vez mas expansivas y pongan en jaque a las mafias enquistadas en el Estado, su reforma pasa por tener una decisión basada en un clamor consciente y sin vuelta atrás.

Las políticas públicas como procesos suceptibles de ser evaluados deben ser las que guien la Reforma del Estado, ya que mientras se siga con uno anquilosado y patrimonial solo responde a intereses de un sector y no genera valor alguno.

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